domingo, 28 de agosto de 2011

Imágenes de Ventanilla II - Argentina

A lo largo de nuestra vida familiar hemos hecho una buena cantidad de viajes, pero hasta hace poco ninguno muy largo (y muchos otros están aún en el tintero). Es decir, el más largo que habíamos tenido era de más o menos 500 km, hacia el interior del país. Sin embargo, un tiempo atrás, después de muchos planes, decidimos viajar en nuestro vehículo a la Argentina, y por algunas cosas que se dieron por el camino, llegar hasta la ciudad veraniega de Mar del Plata.

Fue un viaje maravilloso. Y, ya que viajamos en nuestro vehículo, pudimos tomar "Imágenes de Ventanilla" a nuestro gusto. A continuación van algunas..





Lastimosamente no me resta tiempo para cargar las demás fotos, pero con el transcurso de los días éstas irán saliendo.. 

jueves, 25 de agosto de 2011

"Opá la vy'a"

Lo que viene a continuación es un demo de la película "Tren Paraguay", cuyo trailer publiqué en la anterior entrada.

Lo más interesante de él, o por lo menos lo que a mí me llamó más la atención, entre el relato que un anciano hizo sobre el ferrocarril, contó que antes cuando llegaba el tren, todos los pobladores iban a verlo.. pero cuando volvía a partir tanto él como las demás personas decían:
"Opá la vy'aaaa!" 
Y todo terminaba..

Esto está dicho en guaraní, idioma del Paraguay, y quiere decir en castellano: Terminó la diversión, y normalmente implica que todos vuelvan a sus lugares a continuar la labor que estaban realizando, antes de que ésta sea interrumpida por un gran suceso..


Imágenes en Movimiento

Buen día! A continuación publico el trailer de un documental que se está estrenando ahora en los cines del Paraguay, que es justamente sobre el ferrocarril C.A.López. Es una buena producción, y muestra una perspectiva de las ciudades y pueblos por donde pasaba la antigua locomotora a vapor.

En él se pueden ver lugares que no están descritos en este blog, como San Salvador (ciudad de Villarrica, Paraguay), que dice es el sitio donde la estación se conserva aún en buenas condiciones. Sé que es un punto pendiente de visitar, por lo menos eso me dije en el último viaje a Sapucái, ya que estando ahí, y entre conversaciones sobre el tren, nos informaron de ese lugar, que queda a aproximadamente 60 Km. de allí.



miércoles, 24 de agosto de 2011

Aquella Bella Gente

Una de las cosas más lindas de viajar, y de recorrer lugares, es conocer a la gente. Cada sitio tiene su propia característica, y esto se demuestra en sus habitantes.

En Sapucai conocimos a una pareja de ancianos, típicos pobladores, que relataban las historias de allí como si todo hubiera ocurrido solo semanas atrás. Desde que llegamos a su hogar nos ofrecieron todo lo que podían: que si nos faltaba carbón para prender una fogata, que si no necesitábamos un brasero (elemento que se utiliza muchas veces en el campo en lugar de la cocina), que si teníamos suficientes colchas.. Es más, cuando estábamos preparando la cena, la mujer fue junto a nosotros para llevarnos un vaso de leche, "por si nos faltaba".



Estas personas de Sapucai no solo tienen la amabilidad a flor de piel, sino que aman conversar y contar sus anécdotas y aquellas cosas que ocurrieron tiempos atrás, siempre por ahí, por Sapucai.

Un poco después de la cena fueron de vuelta junto a nosotros, con ganas de hablar. Fue entonces que supe que uno de los problemas de la "extinción" del tren fue que, cuando los ingleses lo vendieron a los paraguayos, llevaron con ellos su "hora inglesa", y la locomotora empezó a perder su puntualidad. Fue tanto así que el "tren de las 9", salía recién a las 10, con una hora de retraso. También me enteré que los sapuqueños durante mucho tiempo vivieron en torno al ferrocarril, por eso es que les costó tanto recuperarse de su pérdida, y que recién ahora, con la llegada de una ruta hasta el lugar, ellos se empezaban a levantar, buscando otras fuentes importantes de ingreso, como la agricultura.

En otro momento nos hablaron de la gente. Increíblemente conocían a la mayoría de las familias por nombre y apellido: que los Parra, los Vera.. "Si! Él vivía a la vuelta del almacén, y de ellos me acuerdo, estaban al frente de la estación..".. Eran como libros abiertos a la espera de que alguien los leyera.

Fue maravilloso compartir con ellos, llenaron de nuevo conocimiento nuestras mentes y avivaron más que nunca el fuego de nuestro amor por Sapucai, y sobretodo por su gente.

viernes, 19 de agosto de 2011

En peligro de extinción

Ahora empiezo a escribir esta entrada, que de seguro me llevará todo un proceso completarla.. Por qué?

Porque es sobre el ferrocarril, que ahora ya se encuentra dormido, en su paso por la ciudad de Sapucai, y por el taller que allí operaba. Y también, porque al recordar mis visitas al lugar me lleno tristeza e impotencia, viendo la dura mano del tiempo y del hombre sobre sus rieles y máquinas, que hicieron de la estación ya abandonada, solamente tristes ruinas.

Sé que éste no es un blog de historia, por eso no voy a ahondar en datos históricos, sino que sólo voy a explayarme un poco en los necesarios:

El tren al que hago referencia es el Carlos Antonio López, que comenzó su construcción en el año 1857, durante el gobierno del presidente del mismo nombre en el Paraguay, y que para 1913 llegaba hasta Encarnación, ciudad importante del país, limítrofe de Posadas, Argentina. El ferrocarril era propiedad de una sociedad inglesa, y fue ella la que lo administró hasta el 1961. El taller se localizaba justamente en Sapucai, donde también tenía una estación.

Es por eso que ese lugar es histórico. Pero con el tiempo, el tren entró en decadencia. Y así, en rápido declive, hasta que finalmente dejó de funcionar. No sé realmente en qué año eso sucedió, ya que mi madre suele relatarnos que unos 30 años atrás, ella aún viajaba periódicamente en él, yendo a la casa de su bisabuela en cada vacación de verano.

Lo que ahora queda son solamente ruinas, un intento de museo, y el viejo y abandonado barrio inglés, con sus casas amarillas. Aunque también, es cierto, queda Sapucai, el pueblo de ensueño, con su gente amable, en cuyas conversaciones nunca faltan las remembranzas del tren.

Los que más lo recuerdan son los ancianos, que crecieron con él. Ellos lo inmortalizaron en sus memorias, entre anécdotas, relatos de aventuras e inverosímiles historias, como se recuerda a un ser querido a quien se perdió por el camino.

Sapucai..
Las que vienen a continuación son las fotos de nuestro último viaje al lugar. Aunque, y esta es una promesa que debo cumplir, en unas entradas más adelante voy a publicar algunas imágenes de una visita que realizamos hace 10 años al mismo sitio.

15/08/11 - Antiguo tren en el taller de Sapucai

15/08/11 - "Sapucai, camino del ferrocarril, belleza dormida en el seno de Paraguarí", verso bastante apropiado para describir a Sapucai.
Del poema de Mirta de Eisenkölbl. http://tuspoemaspoesias.blogspot.com/search/label/Sapucai

15/08/11 - La locomotora 151, que iba hasta Encarnación, y de ahí a Posadas, Argentina. Era una de las "internacionales". La máquina se encuentra aún en buen estado de conservación.

15/08/11 - El color del hierro herrumbrado en delicado contraste con el paisaje.


15/08/11 - Antiguas casas amarillas de la "Villa Inglesa", al costado del taller y la estación.

15/08/11 - Villa Inglesa.

15/08/11 - Lámpara antigua y documentos de la época.



15/08/11 - Antiguo vagón de carga en exposición.

15/08/11 - Vista general del Taller.


15/08/11 - Aquel tren.. de aquella época.. Lo único que corre aún es el agua de una vieja canilla..

15/08/11 - Como un pueblo fantasma. Vista del recorrido por las vías hasta una parada, que quedó como detenida en los años de máximo esplendor del ferrocarril.


15/08/11 - "Esta imagen va a sacar lágrimas a más de uno, porque así esperaba la gente al tren" Eso me dijeron, y yo fui la primera. La verdad a mí no me alcanzaron los años del ferrocarril Carlos Antonio López, pero mirar esta foto me hizo imaginar lo que se perdió, y lo que constantemente lastima el corazón de los sapuqueños.

15/08/11 - Recuerdo de visita al Museo Ferroviario, como réplica de un boleto de tren.



15/08/11 - Vista de la locomotora a través de tablas rotas de una ventana.

15/08/11 - Antigua oficina del "Cefe de Estación".

15/08/11 - Adiós, nos vamos! Aunque preferiría que fuese un "Hola! He vuelto! Para recorrer las antiguas vías a través de pequeños pueblos que aún continúan aguardándome.."

jueves, 18 de agosto de 2011

Bello Sapucai

En los adentros del departamento de Paraguarí, en la región Oriental del Paraguay, a aprox. 92 km. de Asunción, se encuentra la ciudad de Sapucai.

Bella, de imponentes cerros con leyenda, casas de madera, pintadas de color verde o amarillo, arroyos aún vírgenes, pobladores amables y su característico ferrocarril perdido en el tiempo.


Sapucai es el pueblo de algunos de nuestros antepasados por parte de mi madre, así que es ella la impulsora número uno para visitar ese lugar. Aunque la verdad, poca es la resistencia que encuentra a su constante deseo.

Hace unos días estuvimos visitándolo, y fue maravilloso. Mirar en derredor y ver desde la distancia los celestes cerros y el cielo salpicado de nubes blancas, con verdes pastos y frondosos árboles como contraste. Sapucai es diferente de cualquier otro pueblo que haya conocido: quedó en el tiempo, junto con su historia de ciudad de ferrocarril y peculiar paisaje, que pareciera haberse detenido con él.

Llegamos al pueblo y seguimos de largo, pasando a hospedarnos en el "Complejo Turístico Arroyo Porâ" (no es que esté haciendo publicidad, sino que alguno que visite Sapucai, y desee tener un buen tiempo de descanso, sería ideal que quede allí). Arroyo Porâ es un sitio administrado por una pareja de ancianos que, además de brindar cómodo refugio para quienes lo visitan, tienen animales y un campo bastante grande, especial para ellos. Desde ese lugar se puede notar muy claramente la gran belleza de las constantes lomadas, y los artísticos cerros.




Añoranza de un paseo

Tres días.. Tres días!! Hace tres días me encontraba en medio de la nada.. Bueno, en realidad estaba en medio de cerros, campos cultivados, árboles, unos cuantos animales y de repente uno que otro arroyo. Pero se entiende, verdad? Con nada me refiero a que no había computadoras, impresoras, edificios, calles con tráfico de vehículos impresionantes, ruido de construcciones, humo de colectivos.. Eso es nada!

Ahora me encuentro en el trabajo, recordando con añoranza ese día y medio pasado en el campo, aprovechando un feriado largo. Viajar es como recargarse de energías para afrontar el diario trajín laboral. No es que no me guste trabajar, sino que amo viajar. Tampoco no es que no me guste la ciudad, con sus ruidos característicos y su paisaje particular, no, no la aborrezco, sino que amo el campo, amo los bosques, amo aquella dulce desconexión que él ofrece.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Imágenes Prestadas

Cuando un mismo punto es tomado desde distintos enfoques, y de ambos se saca una conclusión, esta es un poco más objetiva.. No?

Es esa mi excusa para presentar a continuación una serie de fotos de las dunas, del mismo viaje que había presentado en la anterior entrada, pero tomadas desde la cámara de una amiga.










Y por último, la imagen apenas entendible que viene a continuación es una pequeña muestra de lo que fue nuestro viaje de regreso a través del embalse.


Arena, Agua y Cielo

Varios kilómetros en canoa a través del agua del embalse de Yacyreta nos permitieron llegar a las dunas de San Cosme y Damián, ubicadas en Ayolas, departamento de Misiones, Paraguay.





No tengo palabras para describir lo grandioso que se levantaba ante mis ojos: Cielo celeste con blancas nubes dispersas, agua sin fin, suelo cubierto de fina arena..

Las dunas de San Cosme son de esos lugares espléndidos en los que uno no sabe hacia donde mirar: cada lado tiene una belleza extraordinaria, pequeña muestra de la maravillosa obra de Dios.



Llegamos. Hermoso día soleado era el que nos esperaba en ese lugar. Nosotros mirábamos con la boca abierta todo lo que había a nuestro alrededor. El agua era cristalina: nos habían dicho que era una de las más limpias que podíamos encontrar. 



Rápidamente entramos al agua, aprovechando la calurosa tarde que teníamos por delante.

Sin embargo y contra todo pronóstico, de repente el cielo se oscureció. Un fuerte viento empezó a soplar, arrojándonos arenilla al rostro. Finas gotas de agua cayeron, convirtiendo la suave arenilla en barro. No había lugar donde refugiarnos. No teníamos más que hacer además de reír y mirar impotentes a nuestro derredor..

Ahora que lo pienso fue maravilloso, quién lo iba a esperar? Planeamos una tarde como la que pasaría cualquier persona en las dunas: agua y arena, nosotros la condimentamos con viento y lluvia. Sencillamente imposible de olvidar. 



El problema fue el regreso: el agua del embalse estaba furiosa ante el ataque del viento, y el cielo había perdido el color que le había caracterizado horas antes. Nada podíamos hacer, salvo volver lo antes posible, porque perder más tiempo era peligroso. Y así subimos a las canoas, llenos de barro. A medida que avanzábamos sentíamos con más fuerza el furor del agua. Lastimosamente no tengo fotos de ese momento, ya que mi cámara se había quedado sin batería. A pesar de todo, gracias a Dios llegamos bien a la costa, embarrados, pero con la alegría de haber pasado un momento inolvidable.