Hola de vuelta!
Hemos retornado a los viajes!
Bueno, en realidad eso sucede cada vez que podemos tomarnos un tiempo. Y esto, definitivamente (tengo la necesidad de aclararlo) no fue un viaje, sino una sencilla salida. Pero vale la pena contarla.
Esta vez, nuestro Guía (como en muchas de nuestras salidas) nos dirigió en el camino.
Era feriado, 15 de agosto (en el Paraguay, fundación de nuestra capital, Asunción - madre de ciudades), y mientras parte el mundo se dirigía a hacer compras en la gran feria de descuentos del mes de agosto, y la otra parte iba a mirar los festejos del 475 aniversario, nosotros decidimos correr, huir de toda la algarabía de un día feriado entresemana. Así, salimos. Y como les comenté, sin rumbo fijo..
Primer punto:
San Bernardino
Guau! En meses de verano San Bernardino se convierte en un fuerte punto de atracción, lleno de gente, puestos de venta, centros de diversión.. Pero en el invierno, esos lugares quedan abandonados, y la ciudad queda callada y serena, aunque aún conservando (y diría yo, con mucho más realce) su belleza cautivante. San Bernardino es la ciudad mimada por el lago Ypacaraí (el Lago Azul, de la música cantada en su tiempo por Luis Alberto del Paraná, pero escrita por Demetrio Ortiz), quien le hace merecedora de hermosas vistas (ya vendrán las fotos!).
Mirar San Bernardino desde otra perspectiva se vuelve emocionante. Ver las hermosas casas de veraneo vacías, y muchas de ellas, en las épocas de temporada baja, descuidadas y abandonadas. Algunas son antiguas y llenas de vegetación, de las que dan ganas de entrar, por la gran posibilidad de encontrar en ellas grandes aventuras, datos de la historia, y posibles misterios..
